viernes, 11 de febrero de 2011

SCOTT WEILAND

Hoy concluye esta pequeña mini-serie de "vocalistas de grandes bandas en solitario" que ojalá haya sido de su agrado, si bien es cierto que hay muchísimas otras opciones para conformar otra tercia, que se antojaría tal vez más interesante, opté por estos tres ya que guardan ciertas similitudes entre sí, quizá musicalmente hablando no tanto, pero en cuanto a cómo se han desarrollado sus respectivas carreras si, aparte de que bien pudieran considerarse contemporáneos (unos años más, unos menos), y que casualmente los tres han tenido un reencuentro con sus respectivas bandas por las que sobresalieron más, recientemente, no está de más mencionar que a diferencia de Soundgarden y Stone temple pilots, The smashing pumpkins si sufrió importantes cambios en su alineación original una vez que se revivió el proyecto, ya que debido a una serie de eventos y declaraciones poco afortunadas por parte de mister Billy Corgan, la relación entre sus demás ex-compañeros y él, no quedó precisamente en buenos términos.
Entrando en materia, puedo decirles que este álbum es el menos accesible (musicalmente hablando) de los tres, pero no por esto significa que sea una obra menor y es que este primer trabajo como solista de este gran frontman tiene el merito de poseer un sonido totalmente apartado de lo que pudiera haberse esperado por parte de los seguidores de Stone temple pilots, incluso en el apartado de las vocales se da la oportunidad de intentar cosas distintas, inyectándole un aíre bastante personal al conjunto. Si bien no es un trabajo experimental como tal, ya que estructuralmente tiene una forma digamos tradicional, cuenta con instrumentaciones bastante peculiares que son de difícil asimilación en sus primeras escuchas, pero a la vez lo convierte en un álbum bastante rico en cuanto a sonoridades, que en su esencia, efectivamente como su título nos dice, 12 Bar blues (Atlantic, 1998), nos adentra en su particular visión ácidoelectroblusera con ese mood  bohemio, cabaretero, con toques surrealistas, y aún así nos deja ver ese lado sensible más relajado con grandes baladas en las que efectivamente no está ausente la guitarra acústica, como en la genial Where's the man.
En general una obra bastante interesante, que si bien queremos aventurarnos un poco podríamos decir que nos dice mucho de su autor, ya que en mi opinión se trata de composiciones realmente honestas; amores tormentosos, delirios, excesos y demás sentimientos están presentes aquí, ya sea en las letras o en la música, sin artificios, se deja su personalidad en cada canción. Todo un recorrido por distintos estados de ánimo, y de estilos, que hasta por ahí en la circense Lady, your room brings me down se da el lujo de mostrar ciertos guiños folk experimental a la Tom Waits, o hacer una breve parada en territorios más stonetemplepilotnianos, claro después haber tomado una buena dosis, en la explosiva Cool kiss.
En cuanto el recibimiento que tuvo al momento de su salida, las ventas no fueron precisamente buenas, a pesar de que fue bien visto por la crítica y medios especializados en su momento, una lastima.
Como conclusión puedo decirles que en lo particular se me hizo de llamar la atención todos esos detalles que comparten entre sí estos tres, hasta las portadas de estos discos prácticamente son iguales, - con la jeta del tipo en primer plano no?, por aquello de que el respetable no sepa de quién se trate - aparte que también los tres después de ver desintegradas sus bandas, integraron otras , que por los nombres que desfilaron en ellas bien se les podría dar el calificativo (Audioslave, Velvet Revolver, Zwan) de superbandas, - tan de moda últimamente -.
¿Con quién se quedan? Espero mañana mismo empezar con la versión habla hispana, que a muchos de los que me conocen, estoy seguro que por lo menos uno de los que conformará la tercia será muy fácil de adivinar o no??



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